Durante una conversación informal, surgió como primer análisis de estos resultados la teoría de
¿Selección Sexual? Este concepto explica, con base biológica, el comportamiento que tienen los mamíferos a la hora de aparearse. La hembra tiene un huevo para fertilizar cada 28 días, el macho produce millones de espermas por segundo. Esto claramente, limita las posibilidades de la hembra, ya que tiene 1 huevo fértil por mes, mientras que los machos producen espermatozoides en cantidad y continuamente. Siguiendo esta lógica, en los seres humanos, la mujer elegirá con mas cuidado al hombre (tendrá que tener los mejores atributos) ya que ella debe invertir mucha de su energía para alojar el feto y cuidar de el y, a la vez, espera que el hombre se quede con ella para darle sostén emocional, económico y ayudar en la crianza. El hombre, en cambio, se guía por cantidad y no calidad, entonces intentará aparearse con todas las mujeres que pueda para dejar un mayor legado.
Obviamente, la teoría se basa en lo biológico, en el instinto. Nosotros, los humanos, estamos atravesados por la cultura, el lenguaje, lo simbólico y el deseo. Debido a todo esto no nos guiamos solo por el instinto, lo que reduce el tema del apareamiento a simples comportamientos de la vida cotidiana, tal como ser parte de una red social como Facebook y aceptar o no nuevos “amigos” o desconocidos. Sin embargo, esta teoría de la selección sexual ocurre al ver por ejemplo, que la mujer selecciona con más detenimiento a qué hombre, de alguna manera, deja entrar a su vida y el hombre acepta las solicitudes de mujeres desconocidas sin hacer ninguna reflexión al respecto o muy poca.
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